Siempre me ha gustado el agradable olor de las bonitas olas,
y la suavidad de la arena. En toda mi
maravillosa vida he asociado la sabrosa playa
a dulce tranquilidad, ricas vacaciones, cremoso verano y salada diversión. Pero
aún más maravillosa me parece la sabrosa playa de mis lujosos sueños. La sabrosa
playa de mis lujosos sueños es mi propia y enorme playa, yo soy la hermosa dueña
que elige quién pasa y quién no. Obviamente es mía porque mi enorme casa está
justo en la amplia orilla, la cual está
vallada por gigantescas palmeras. Además mi larga piscina, casi rozando el bonito
mar ocupa bastante rocoso pero suave terreno. Nunca se juntarían la salada agua
del mar con el de la dulce piscina ya que hay cristaleras transparentes de gran
grosor delimitando las azules aguas. Suelen
haber divertidas fiestas con cálidas hogueras en la suave orilla. El mariscal sulfuroso prohibió todas esas
divertidas fiestas debido a que la enérgica música que se ponía nunca le gustó.
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