Un profesor siempre tiene que ser buen maestro. Te tiene que
gustar tu trabajo e ir contento todos los días al colegio a trabajar, ya que el
profesor es el alma y espejo de la clase.
No me gustan los profesores estrictos que no permiten que se
mueva ni una mosca, que no hablen en ninguno de los casos y que hagan pensar a
los alumnos de la misma forma, como si estuviesen en fábricas en la que tienen
que salir todos los muebles absolutamente iguales.
Tampoco me gustan los profesores permisivos que no pueden
con el control de la clase.
Mi profesor idílico es una mezcla de ambos, lo cual a muchos
profesores les cuesta y acaban estando en una de estas dos posturas
mencionadas.
Desde mi punto de vista, los niños pueden aportar su opinión
y tener debates para demostrar lo que piensan siempre con control. Deben buscar
ellos la solución a los ejercicios planteados y construir su propio
conocimiento ya que se aprende mejor lo que se va trabajando y construyendo a
que te lo den todo echo.
El trabajo en grupo me parece fundamental, cosa que se está
empezando a trabajar hoy en día. Me parece básico ya que la mayoría de las
personas adultas no son capaces de ver la postura de sus compañeros de trabajo,
se pelean, discuten y siempre quieren tener la razón, no sabiendo resolver los
conflictos grupales.
Hoy en día la manera de ver la educación está cambiando, ¡y
menos mal!
Los profesores cada vez utilizan más recursos para dinamizar
la clase, hacen más variedad de ejercicios y desarrollan la creatividad del
alumno.
En resumen, para mí un profesor ideal es el que piensa
siempre en el alumno y sus ventajas, asegurándose que se enteran de todo lo que
aprenden. Para ello utiliza juegos u otras formas dinámicas de enseñar los
contenidos (preferiblemente soportes tecnológicos). Transmitir al alumno lo importante que es la educación y el saber, por
lo que un buen maestro es el que más conocimientos debe tener en todos los
campos de la enseñanza. Y lo más
importante, tener siempre una sonrisa dibujada en el rostro de la felicidad que
le da trabajar con niños, en señal de que ama su profesión.
Me parece muy interesante ese símil que haces entre los niños y los muebles iguales. Se educa a los niños para que carezcan de pensamiento crítico, de criterio, para que todos remen en la misma dirección. Por lo tanto, creo que el profesor capaz de desarrollar esa parcela de la inteligencia y de la personalidad tendrá muchos puntos extra como educador.
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